HOMBRE DE PASO
Nadie supo su nombre en Filadelfia.
Sobre la cama rastros: lentejuela,
restos tornasolados de una esfera,
trusas que delataban corpulencia.
Nadie lo vio salir de madrugada
no hay recuerdos de ruidos ni registro
en los quince videos del edificio.
Una huella borrosa en una aldaba.
Lo imaginan comprando con cuidado
cuerda, alambre, cinta de aislar y pilas.
De corbata y sombrero haciendo fila
en más de un mostrador y en un estadio.
Nadie reconstruirá de lo que queda
su ruinosa visita a Filadelfia.
Gritos, roces, heridas, pestilencia,
se disgregan detrás como su estela.
HOMBRE HECHIZADO / CHINGADO(1)
Se echa a gatear anestesiado y lerdo
sobre la frasca del despeñadero
pende de horquillas y del balbuceo
en penumbra elegía su paseo
a tientas cantos cardos y en su cuello
pruina de alcohol el peso de sus huesos
sin retirada arrodillado entuerto
gotea humor vitriolo en los helechos
peinan su alma púas tensos brezos
cuando cruje el horror y el embeleso
devora al arrepentimiento
el gato reverbera vivo y muerto
HOMBRE CON TRAJE A CUADROS
Arrancó el cuadro de la pared
Y lo tiró por la ventana
Los viandantes hicieron un cuadro
Roto alrededor del hecho
Uno llegó con su brocha y su
Tinta de cal y trazó el perímetro
Gordo y cuadrado que los contenía
La policía acordonó el área con un listón
Listado y ya ninguno pudo declarar
Luego llovió y llovió y luego se detuvo
(Todo esto en blanco y negro y los cuadritos brincando)
Los periodistas no acudieron
A documentar el cuadro
Y escribieron con rumores y vestigios
Ninguno supo acomodar el pedacito
En que un transeúnte trajeado
Le murmuraba a otro
Eso que está haciendo él
Lo estoy soñando yo.
EL HOMBRE QUE SE VOLVIÓ (Y SE FUE)
Ella mira su rostro inquisitivo
Iluminado por un sol oblicuo.
Él se acerca a milímetros del vidrio
–escurrido, opaco– y se evapora.
Ella sembrada en el cristal, en la tiniebla.
Él nadando en la luz de la mañana.
Ella cimbrada pero inmóvil y aterida.
Él inquieto y reculando sorprendido
Ella ya condenada a recordar estos segundos.
Él a olvidarlo todo.
Ella ya no distingue día y noche.
Él ya se expande hasta ocupar todo el vacío.
Ella queda silueta, brillo, pensamiento,
Y cuando sueña sueña con los rasgos
Inquisitivos, limpios, de aquel joven.
Él.
HASTA QUE POR FIN
Sale a comprar el cielo una mañana.
Le devuelven tres céntimos apenas.
Bien doblado lo trae entre las cartas
que olvidó remitir y las naranjas.
El cielo que encontró tenía nubes,
Y hubo que desmigar pues los relámpagos
le dan un mal sabor a la comida
y hacen pelear hermanos contra hermanos.
Pone un fleco de cielo en cada viejo
candelabro o espejo. Esfuma el resto
en los umbrales y los pasadizos.
Pasa luego la noche muy atento
al ronquido de un mar entre la duela
sin saber si al final viene el silencio.
NOTAS
1 Con guiños a Roberto Bolaño y Schrödinger.