PAUL MULDOON

Poemas

 

 

¿Por qué se fue Brownlee?

Por qué se fue Brownlee, y a dónde iba,
sigue siendo aún hoy un misterio.
Pues si un hombre debía estar satisfecho
era él. Dos acres de cebada,
uno de papas, cuatro bueyes,
una vaca lechera, una casa de tejas en el campo.
Fue visto por última vez saliendo a arar
una clara mañana de marzo, temprano.

Para el mediodía Brownlee era famoso;
encontraron todo abandonado, el
último zurco sin abrir, su par de caballos
negros, como marido y mujer,
cambiando su peso de una pata
a otra, y mirando fijo hacia el futuro.

Erizo

El caracol se mueve como un
aerodeslizador, que se eleva
sobre un colchón de caucho propio
y comparte su secreto

con el erizo. El erizo
no comparte su secreto con nadie.
Le decimos, Erizo, sal
de ti mismo y te amaremos.

No queremos hacerte daño. Sólo
queremos oír aquéllo
que tengas que decir. Queremos
tus respuestas a nuestras preguntas.

El erizo no suelta nada,
se mete en sí mismo.
Nos intriga qué tiene que ocultar
un erizo, qué lo hace desconfiar.

Olvidamos al dios
bajo esta corona de espinas.
Olvidamos que nunca más
confiará en el mundo un dios.

Viento y árbol

Así como casi todo el viento
ocurre donde hay árboles,

casi todo el mundo se centra
alrededor de nosotros.

A menudo cuando el viento
ha reunido a los árboles

un árbol tomará a otro árbol
en sus brazos y lo sujetará.

Sus ramas que se machacan
enloquecidas,

no hacen un fuego real.
Se rompen unas a otras.

A menudo pienso que debía ser
como el árbol solo, que no va a ningún lado,

pues mi propio brazo no puede y no quiere
quebrar al otro. Pero en mis huesos rotos

siento el cambio de clima.

Muermo

Cuando te luxabas la mu-eca o el tobillo siempre acud'as con el cham?n del pueblo, si es que cham?n se llama a un curandero como Larry Toal, tan a sus anchas, tan tranquilo.

Una nube de humo pastaba sobre su choza de paja, como la vaca en el cuento ejemplar, y una soga de humo ca'a por el hogar y la punta de la soga se enredaba airosa

al tobillo o mu-eca del hierbero apacible. Preparaba un emplasto de saliva, holl'n y vocablos vac'os. Larry ten'a una temible

afici--n por el lodo de Flandes, tan tierno, y por contar c--mo a un hombre de Suffolk estuvo as' de sonsacarle la cura para el muermo.

La rana

Uno se la figura como otro pequeño
levantamiento entre el cascajo.
Sus ojos idénticos a la burbuja
de mi nivel.
Dejo a un lado el martillo y el cincel
y la recojo con la paleta.

Toda la población de Irlanda
viene de un par que se dejó
a pasar la noche en un estanque
en los jardines de Trinity College,
dos botellas de vino dejadas a enfriar
después del Tratado de la Unión.

Sin duda hay una moraleja
en esta historia. Una lección para esta época.
¿Qué tal si me la pongo en la cabeza
y se la extraigo exprimiéndola,
como el recién exprimido jugo de un limón
o una nieve de lima?

El ultrasonido

Hasta hace unas pocas semanas el ultrasonido
de la matriz de Jean a nada era tan parecido
como a un mapa por satálite de Irlanda:

la imagen ahora
estátan definida que distinguimos no sólo la mano
sino un pulgar;

en el camino a Spiddal, una mujer pide aventón;
un gladiador en su red, sentenciando a cada espectador.


Estos poemas forman parte de la antología de poesía actual británica compilada y traducida por Carlos López Beltrán y Pedro Serrano, que aparecerá próximamente en ediciones Trilce bajo el título de La generación del cordero.

Paul Muldoon, "Poemas", Fractal n° 14, julio-septiembre, 1999, año 4, volumen IV, pp. 97-102.