Todo ardía. Tres toronjas. Al fondo

esa ventana con ventana. Atrapada

transparencia (harapos). Y el corazón

peleaba por esa pinza de células y

días. Pequeña furia roja. Su guerra

siempre demasiado inútil. Jaulas.

Dónde pesa el centro. Cuánta luz

cayendo desde el cielo. Era más

grande el galope de los caballos

del valium que el racimo de un

minuto de latidos. Úlceras en el

cielo. Sulfato. Alúmbranos. Árbol

de luciérnagas las manos. Sólo en

el horizonte la muralla. La gran

muralla blanca.

 

Jorge Fernández Granados

SUMARIO