Número 89

Presentación

Este expediente fue pensando durante los primeros meses de cuarentena por la pandemia de covid-19. Después del shock de ver en las noticias del 9 de marzo de 2020 que todo un país, en este caso Italia, cerraba sus fronteras y ponía en cuarentena a toda su población. Unos días después, la gran mayoría de Europa y, unos meses después, la gran mayoría del mundo también estaba en cuarentena. Hubo una ruptura. De la noche a la mañana, el espacio público estaba totalmente controlado. Los parques se cerraron, los lugares de juego para los niños se rodearon de cintas con la leyenda «Peligro». La posibilidad de la calle quedó en suspenso.

¿Cómo podemos pensar la protesta desde los confines de la cuarentena? ¿Qué ocurre con la protesta cuando la calle ya no es un espacio posible de demanda? Éstas fueron las dos preguntas a partir de las cuales se pensó este expediente. Recuerdo claramente haber visto, a través de los medios de comunicación, una de las protestas con mayor trabajo coreográfico que he visto nunca: la protesta en contra del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu en la ciudad de Tel Aviv en abril de 2020. La primera protesta a gran escala con distanciamiento de 1.5 metros entre cada uno de los protestantes. Las escenas de esta protesta parecían una propuesta de arte contemporáneo. Un claro ejemplo de la organización que se puede lograr para seguir ejerciendo el derecho al disenso.

Este expediente recopila una serie de textos que giran en torno a la posibilidad y al espacio designado para la protesta. ¿Puede la voz, el cuerpo, ser un espacio de protesta? ¿O la forma en que un cineasta se acerca a la labor cinematográfica? Esta colección de artículos no pretende dar respuestas, sino conformar una gama de posibles espacios para el disenso y cuestionar cómo y desde dónde se formula la crítica y la demanda hacia regímenes sociales como el patriarcado, el castismo y los regímenes dictatoriales y racistas.

Frida Robles