Número 88

Presentación

En una entrevista realizada en 2016 sobre los temas de la encarnación y la proporcionalidad, Jean Robert explica que la expansión de los medios de transporte motorizados ha desvalorado la proporción que existe entre lo que percibimos y la capacidad de nuestro cuerpo para percibir. Por ejemplo, la velocidad a la que se percibe un paisaje desde un tren no es la misma que la de un caminante que lo contempla. Al sobrepasar los límites de la percepción situada en el cuerpo, esta visión del entorno es llamada por Robert una visión desencarnada. Desde los tiempos del tren hasta los días del dron que conocemos hoy en día, la desencarnación del desplazamiento del sujeto ha pasado por diferentes etapas. Tanto Ivan Illich como Jean Robert captaron la evolución de la desencarnación como un proceso orientado a la completa absorción del sujeto en un sistema. Hace casi docientos años, el filósofo danés Søren Kierkegaard lanzó una complicada ofensiva contra la idea de que un sistema lógico podría ser identificado con la existencia humana. La existencia no es una hipótesis, un apartado del sistema, sino la condición para que el sistema tenga lugar. Pero, ¿qué sucede cuando mi existencia comienza a interactuar con sistemas de manera tan cotidiana que comienza a confundirse con ellos? Los circuitos electrónicos que son sistemas lógicos, o técnicamente «puertas lógicas», alimentados por electricidad. Son los componentes básicos de muchos artefactos que empleamos cotidianamente. Coches, teléfonos y hasta lavadoras son artefactos que han sido sometidos a un proceso de computarización y operan de acuerdo con circuitos. El sujeto actúa como una función comunicativa entre circuitos y la existencia ya no parece condicionar el sistema más que cualquier otro conector. Frente a esta tendencia a la sistematización, la motivación común de los textos que se presentan a continuación es proporcionar algunas claves de interpretación, en diversos ámbitos, para entender las intuiciones de Ivan Illich sobre el carácter actualmente desencarnado de la vida y las posibilidades de encarnarla.

En el siguiente expediente, ofrecemos al lector una serie de textos reunidos y revisados durante el último año sobre la actualidad de Ivan Illich. La lectura de Silvia Grünig Iribarren de Illich permite pensar sus conceptos en la dirección de las luchas y las estrategias para la defensa de los barrios urbanos. También muestra cómo estos conceptos, aunque dispersos a lo largo de la obra, pueden aplicarse a ciertas situaciones de forma paralela. Éste es el caso de las nociones de proporcionalidad y convivencia que la autora entrelaza con el concepto de reciprocidad. «El lugar en la era del espacio» de Jean Robert es una breve arqueología de la espacialidad en la óptica de una exigencia de proporcionalidad sugerida por Illich. En esta aventura arqueológica, rastrea la etimología del espacio hasta el griego khora, cuyo uso ordinario significa el estado de la tierra entre la quema y la siembra. Desde ahí, nos lleva de vuelta a los orígenes del heliocentrismo avanzando hacia los espacios intercomunicados de la arquitectura moderna. El texto de Mahité Breton sobre el pecado actualiza la pregunta sobre el orígen de la persecución del crimen en las sociedades modernas. Con ello, motiva otro camino de lectura para entender el problema del mal en la escatología cristiana. Y finalmente, Sylvia Marcos nos propone una forma de leer el controvertido libro El género vernáculo. Este texto añade la idea de la sobrevivencia de restos del mundo del género en la era del sexo. El diálogo de la complementaridad asimétrica viva del género con el carácter neutro de la época revela nuevas vías para continuar la investigación iniciada por Illich en 1982. Actualmente existe un renovado interés en las intuiciones teológicas que guiaron la obra de Ivan Illich, especialmente después de la reciente publicación de Los ríos al norte del futuro en español por la editorial Aliosventos. Esperamos que los artículos que se presentan a continuación también contribuyan a este interés. La dicotomía entre lo encarnado y lo desencarando, elaborada por Jean Robert, puede servir como guía para la lectura de los textos que presentamos a continuación. Las relaciones entre espacio y lugar, crimen y pecado, sexo y género comparten la distinción ya mencionada entre un cuerpo situado y una percepción dislocada. Dedicamos este número de Fractal como un reconocimiento a la obra y el pensamiento de Jean Robert.

 

Ilya Semo y Miranda Martínez Bonfil