Número 81

En suspendida admiración*

Ursula K. Le Guin

Esta semana escuché al poeta Bill Siverly decir que la esencia de la tecnología moderna de punta consiste en pensar el mundo como algo desechable: úsalo y tíralo. Las personas que se encuentran en esta conferencia están aquí para pensar una manera de salir de la mentalidad que advierte en el technofix, la solución tecnológica de todos nuestros problemas. Es fácil decir que no nos hace falta más tecnología «de punta» cuya dependencia al despojo de la tierra es inevitable. Es fácil decir que lo que nos hace falta son tecnologías reciclables y sustentables, viejas y nuevas, ya sea cerámica, albañilería, tejido, costura, carpintería, plomería, energía solar, cultivo, dispositivos informáticos o cualquier otra cosa. Pero mientras tanto, en plena desmesura creyendo que somos amos de la creación, «texteando» mientras manejamos, es difícil para nosotros soltar el smartphone y dejar de esperar el siguiente technofix. Cambiar de opinión no va a constituir un pequeño cambio. Para usar el mundo adecuadamente, con la capacidad de detener su desperdicio y el de nuestro tiempo en él, lo que necesitamos es volver a aprender a estar en él.

La destreza para vivir, la consciencia de pertenecer al mundo, el placer de formar parte del mundo, supone siempre la tendencia a suponer el conocimiento de nuestro parentesco en cuanto animales con otros animales. Darwin fue el primero en darle a este conocimiento una base científica. Y ahora, tanto los científicos como los poetas están extendiendo el aspecto racional de nuestro sentido de familiaridad hacia las criaturas sin sistema nervioso y los seres sin vida: nuestro compañerismo en cuanto criaturas con otras criaturas y en cuanto cosas con otras cosas.

La familiaridad entre todas las cosas parece ser compleja y recíproca, siempre va al menos en dos sentidos, de ida y de vuelta. Al parecer nada está suelto en el universo, nada va en una sola dirección.

Desde este punto de vista, los humanos aparecemos como nodos relacionales intensos, conscientes y vívidos en una red infinita de conexiones, simple o complicada, directa o discreta, fuerte o delicada, temporal o duradera. Una red de conexiones infinita pero localmente frágil, con y entre todo —todos los seres—, incluyendo a los que clasificamos en general como cosas u objetos.

Descartes y los conductistas describieron testarudamente a los perros como máquinas, sin sentimientos. ¿No es igual de arrogante describir a las plantas como cosas sin sentimientos?

Una forma de dejar de considerar a los árboles, los ríos o los montes solamente como «recursos» naturales es identificarlos como compañeros, como parentela.
Supongo que estoy intentando subjetivar el universo, porque miren a dónde nos ha llevado objetivarlo. Subjetivar no es necesariamente cooptar, colonizar, explotar. Antes bien, puede implicar un gran alcance hacia el exterior por parte de la mente y la imaginación.

¿De qué herramientas disponemos para ayudarnos a lograr este alcance?

Mary Jacobus escribe en Romantic Things: «La expresión regulada de la poesía puede ser lo que más nos acerque a este tipo de cosas: a la voz calmada del objeto inanimado o el impasible estar de los árboles».1

La poesía es el lenguaje humano que puede intentar decir lo que un árbol, una piedra o un río son, o sea, hablar de manera humana por y para ellos. Un poema puede hacer esto al asociar la cualidad particular de una relación humana con una cosa, una piedra, un río o un árbol, o simplemente al describir a esa cosa con la mayor sinceridad posible.

La ciencia describe con precisión desde afuera; la poesía describe con precisión desde adentro. La ciencia explica; la poesía implica. Ambas celebran aquello que describen. Nosotros necesitamos los lenguajes de ambas, ciencia y poesía, para salvarnos de sólo almacenar interminablemente una «información» que no logra informarnos sobre nuestra ignorancia o nuestra irresponsabilidad.

Al reemplazar opiniones tercas sin fundamento, la ciencia puede incrementar la sensibilidad moral; al demostrar y ejecutar un orden estético o bello, la poesía puede inclinar a las mentes hacia el sentido de compañerismo que evita el uso descuidado y la explotación, la crueldad y el desperdicio, de nuestros compañeros.

La poesía a veces es usada por la religión; y las religiones monoteístas, que privilegian el vínculo de la humanidad con la divinidad, incentivan la arrogancia. Pero incluso en ese terreno yermo, la poesía encontrará el lenguaje del compañerismo piadoso hacia nuestros compañeros.

Henry Vaughan, místico cristiano del siglo XVII, escribió:

Así los montes y los valles irrumpen en canto,
pues aunque las pobres piedras no disponen de lengua ni palabra,
en cuanto los vientos y las corrientes activas fluyen y hablan,
aun así las piedras están en suspendida admiración.

Por admiración, Vaughan se refería a la veneración por el orden sagrado de las cosas creadas por Dios, y alegrarse en él, sentir placer. Por admiración yo entiendo la veneración por la conectividad infinita, el orden sagrado natural de las cosas, y alegrarse en ella, sentir placer. Así admitimos a las piedras en nuestra sagrada comunión; para que tal vez las piedras nos admitan en la suya.

(A esta plática le siguió la lectura de algunos poemas de la autora).


La médula

Había una palabra en una piedra,
traté de sacársela nítida,
mazo y cincel, pico y buril,
hasta que la piedra sangró,
pero aun así no pude escuchar,
la palabra que dijo la piedra.

La arrojé por el camino
entre otras mil piedras
y cuando volteé lloró
en voz alta la palabra en mi oído
y la médula de mis huesos
escuchó y respondió.

Tao Song

Oh lento pez
señala el camino
Oh verde hierba
traza el camino

El camino que cruza
el camino que brota
es el camino
en verdad

Oh brillante sol
ilumina el camino
el camino correcto
el que
nadie puede decir

Si uno puede escogerlo
es incorrecto
Cántame el camino
Oh canción:

Nadie puede perderlo
por mucho

El cuento

Sólo es parte de un cuento, en realidad de no pocos cuentos,
la parte en la que el tercer hijo o la hijastra
enviados en la misión imposible a través del bosque siniestro
se encuentran con un zorro que tiene la pata atorada en una trampa
o pequeños cuervos que se cayeron del nido
o unas hormigas en apuros en un charco de agua.
Él libera al zorro, ella deja a los polluelos en el nido,
juntos llevan a las hormigas a salvo a su hormiguero.
Después el pequeño zorro vuelve
y lo lleva al castillo donde la princesa está encarcelada
el cuervo vuela ante ella hacia donde el huevo dorado está oculto,
las hormigas separaron para ellos cada semilla de amapola
del montón de arena antes de la mañana fatal
y no creo que pueda agregar mucho a este cuento.
Toda mi vida me ha estado contando
si tan sólo entendiera quién es el héroe
y cómo vivir feliz para siempre.

Alianza

Quemándose muy lentamente, el gran árbol del bosque
permanece en la ligera hendidura de la nieve
derretida alrededor de él por el suave y largo
calentamiento de su ser y decisión de ser
raíz, tronco, rama, hoja y de conocer
la tierra oscura y la luz del sol, el roce de viento y la canción del pájaro.

Sin raíz y sin descanso y con la sangre caliente,
ardemos en el resplandor que nos ciega a ese lento,
alto y fraternal fuego de la vida tan fuerte
ahora como hace dos siglos en el retoño.

Lo blanco

Meditaciones para Melville

I

Lo blanco atravesó el continente
una niebla venenosa por donde pasaba
los pueblos fueron abandonados
los fogones y caminos olvidados

Lo blanco con avaricia y acero
vuelve árido al mar profundo
Grandes migraciones vuelan todo el día
hacia lo blanco y desaparecen

II

La justicia de lo blanco
decolora incoloras a las criaturas
no tolera
sombra alguna

III

Sin ser vista camina la gente sin ver
mirando fijamente una pequeña pantalla
en la que actúa lo blanco
una parodia de sus días

El ruido blanco enchufado en sus orejas
ahoga una voz antigua
que murmura para bendecir
la oscuridad

Infinitivo

Hacemos demasiada historia.

Con o sin nosotros
el silencio permanecerá
y las piedras y el lejano resplandor.

Pero lo que necesitamos para ser
es, oh, la pequeña plática de las golondrinas
en la noche de siempre
el agua sin brillo bajo los sauces.

Para ser nos falta conocer el río
tiene al salmón y al océano
tiene a las ballenas tan ligeras
como el cuerpo tiene al alma
en el tiempo presente, en el tiempo presente.

Futurología

No puedo liberarme de estas estrellas de acero
quiero las patas del zorro acolchonadas en frambuesa,
pero consigo sólo las pinzas, el Cangrejo, el Escorpión,
grandes signos resplandecientes que se deslizan en el cielo.

Quiero la sabiduría ignorante de las guerras
y la llave blanda que abre todos los cerrojos.
Quiero la sensación del pelo, el rayo del sol
suspendido en un ojo hueco dorado y cambiante.

¡Ay te pido que no haya letreros! Deja caer los barrotes,
y que de las paredes quede la cubierta de musgo, las piedras dispersas.
Deja que todo el mal que hayamos hecho, hecho esté,
y que las mentes estén quietas como quietas están las praderas soleadas.

Himno a Afrodita

Venus solis occasus orientisque, Dea pacifica,
nacida de espuma, implacable, tierna:
la guerra y la tormenta están a tu servicio, y traes puesta
la tiara flameante de los volcanes.
El joven salmón nadando río abajo
y el viejo río arriba que procrea y muere
son tuyos, y los bosques que beben niebla.
Tuyos son los dispersos medios círculos de esmeralda
de las islas, y las islas inexploradas. Tuyos
son los buques de guerra hundidos del Emperador.
Tuya es cada gota de lluvia del vasto tifón,
 y el lento remolino de oceánicos polímeros.
Las profundidades escondidas de toda luz son tuyas.
La luna es tu espejo de mano.
Madre del Tiempo e hija de la Destrucción,
tus pies son luz en la superficie de las aguas.
Tu perro la Muerte te sigue por las playas
aullando a la espera de ver las grandes olas romper
en floración, en inmortales
flores de espuma, donde has dejado
la brillosa huella de tu paso.
Ten piedad de tus temerosos e ingenuos hijos,
Oh Afrodita de Fukushima.

Traducción del inglés:
Ilya Semo Bechet

© Ursula K. Le Guin, «Deep in Admiration», primero presentado en la Conference on Arts of Living on a Damaged Planet en la Universidad de California Santa Cruz en 2014, luego publicado en Late in the Day, PM Press, 2015. © U. K. Le Guin, «The Marrow», en Hard Words, Harper and Row, 1981. © U. K. Le Guin, «Tao Song», en Wild Angels, Capra Press, 1974. © U. K. Le Guin, «The Story», Late in the Day, PM Press, 2015. © U. K. Le Guin, «Kinship», en Orion magazine, 2014. © U. K. Le Guin, «Whiteness», en Los Angeles Review, Red Hen Press, 2014. © U. K. Le Guin, «Infinitive», en Sixty Odd, Shambhala, 1999. © U. K. Le Guin, «Futurology», en Incredible Good Fortune, Shambhala, 2006. © U. K. Le Guin, «A Hymn to Aphrodite», en Prairie Schooner, 2014.

Bibliografía

Mary Jacobus, Romantic Things, Chicago, University of Chicago Press, 2012.


* Esta breve plática fue presentada en la conferencia «El Antropoceno: artes de vivir en un planeta dañado» en la Universidad de California, Santa Cruz, en mayo de 2014. En ella he reunido varias ideas que expreso o al menos vislumbro en muchos de los poemas que he escrito en los últimos años.

1 Cf. Mary Jacobus, Romantic Things.

Sobre el autor
Ursula K. Le Guin (1929-2018) fue una escritora nacida en Berkeley, California. Publicó obras dentro de numerosos géneros, principalmente ciencia ficción y fantasía, aunque también escribió poesía, libros infantiles y ensayos. Entre sus obras se cuentan La mano izquierda de la oscuridad, El mundo de Rocannon, Un mago de Terramar, Los desposeídos y El nombre del mundo es bosque.