Fernando Herrera

En Tlalpan



 

Unos pasos antes de la acogedora sombra de las jacarandas –que en Colombia llamamos gualandayes– y del murmullo del agua del zócalo de Tlalpan, entramos al mercado. No sólo hay dulzura en la forma en que los vendedores nos acosan para que probemos sus viandas. Hay que ver con qué amorosa cadencia están dispuestos los jitomates sobre un lecho de hojas de milpa, los nopales cocidos y crudos desprovistos ya de sus púas, los rojizos y minúsculos camarones en su preciso cuenco de barro cocido, las absurdas tortillas azules, la monstruosa delicia de los huitlacoches, la gama inverosímil de los diferentes moles de Puebla.
Miras hacia el artesonado del techo, y bendices que todavía haya sitios como éste en la tierra.

 

Fernando Herrera, “En Tlalpan”, Fractal nº 45/46, abril-septiembre, 2007, año XII, volumen XII, pp. 32.