GLENN GALLARDO

Poemas

 

 

LECTURA

A José Mejía

 

La noche de invierno me abraza con sus helados brazos

en medio de la soledad pienso en mi vida y en la de los ddddddddddddddddddddddddddemás

estoy desde hace ya siete meses bogando a la deriva

abandonado a mi suerte

leyendo por las noches y caminando en el día

No es sólo el hecho de andar lo que me hace salir a la calle

hay hermosos letreros de cafés restaurantes y hoteles

con nombres muy poéticos:

“La llave de los bosques”/“El reverso del tiempo”

y es como si en ellos descifrara mi propio destino

Camino en compañía de alguien cuando también me acuesto

y leo a Apollinaire

todo es rescate de horas y años perdidos en el agua del tiempo

 

Pero he llegado al fondo ya después de siete meses

–me pregunto si a los nueve ocurrirá algún parto–

el rostro de la vida ha cambiado sin duda

mis amigos no me miran como me miraban antes

mi familia ha desaparecido detrás de una cortina de humo

todo intento de búsqueda con respecto al pasado

sería poco menos que inútil

y no concibo más el tiempo como un ir hacia algo

ni como un regresar

sino como una sucesión de escenas e imágenes en el presente

uuuuúnico

 

Leo y camino al mismo tiempo que pienso en

ooo otra calle

eee en otra página

ahí estaban grabadas mis consignas con letras amarillas sobre

uuuuun fondo azul:

“El libre pensamiento”

eeeeeeeeeeeeeeeeeeee“El juego del tema”

y pensé aquel día afortunado que nunca iba a dejar de ver

porque lo que hay afuera es más bien proyección del espíritu

 

Caminando en la noche de brazos helados que trae a Apollinaire

y después recostado sobre el lado derecho

para poder sentir el aire que circula en la calle

y atraviesa mi cuarto

vvvvvvvvvvvvvvvvvvvvoy hacia el mes octavo

 

VIENTO Y PIEDRAS

 

el tiempo se va sin que nos demos cuenta

como la hoja que cae se seca nuestra máscara

los amigos se van y los amigos vienen

y hasta las mismas nostalgias nos olvidan

pero no por traición

SSSSSSSSSSSSSSsino por lasitud

 

todo eso en lo cual uno ha creído siempre

está muerto

unido enteramente al pasado de una perdida Atlántida

los dioses y los héroes han muerto también

y nada queda en pie cuando el soplo del tiempo

deslíe con sus fauces el bronce y el oro

 

sin que nos demos cuenta lo perdemos todo

vamos pasando de unos brazos a otros

damos nombre a un momento

dejando únicamente atrás el silencio

dormidos sobre la ola que nos conduce a ciegas

 

peregrino del tiempo:

cuando por un instante te detengas al pie de la fuente

para abrevar tu sed

al inclinarte hacia la inmóvil superficie del agua

recuerda solamente que el rostro que hoy miras ahí

no será el mismo que habrás de ver mañana

 

EFEMERIDES

 

estamos en agosto – la cintura del año

el mes octavo

DDDDDDDDDDdespués de la caída

de los senos

el alimento del amor en los meses más cálidos

estoy en el deseo

del cuerpo que es también un ánfora

estoy en la angostura

EEEEEEEEEEEEEEEen el plexo

sobre el sexo

estoy en la mitad de la clepsidra

donde el rápido desciende a toda prisa

entre la espuma

 

AAAAAAAAAAallá abajo

los salmones fecundan a sus hembras

para después venir río arriba

y tal vez no llegar

la parte baja es el país de las copulaciones

es necesario bajar después de haber nacido

y más tarde subir:

BBBBBBBBBBBBbalanza de la vida

en sus oscilaciones y en sus nivelaciones

 

estamos en el medio

en el preciso día donde

OOOOOOOOOOOtodo en suspenso

desciende el año hacia el septiembre

y hacia el octubre y hacia los otros meses

antes de emprender otra vez

infatigablemente

el camino que no tiene comienzo

ni interrupción

NNNNNNNni fin

 

FRISO

como golpear la piedra

dando forma a base de un cincel

RRRRrudimentario

estas palabras surgen del bloque

DDDde la lengua

astillas multiformes

MMMMMMMMMmateria animada

gracia petrificada

para siempre ahí

en la estela de una hoja de papel

 

LEYENDA

Los caminos están llenos de polvo,

el jabón en el agua espera como un bálsamo.

Calor, olor de leña:

viene por fin el hijo pródigo.

En la casa la madre y las innumerables hijas

cosen atareadas; será un día domingo

cuando él regresará

cargado de imágenes, contando prodigios,

igualmente distinto del que ha sido siempre.

 

El pueblo entero comparte en silencio

su regocijo; vive

como si nada fuera a suceder,

traicionando en sus gestos grande excitación.

 

El mundo no es el mismo el día de un regreso:

todo el poblado espera,

mientras por los caminos

–como el tambor que anuncia a todo un ejército–

viene con gran estrépito su corazón clamando

la gloria de 1000 guerras en el extranjero.

 

COSTUMBRE DEL OLVIDO

Hace mucho tiempo ya que no escucho mi voz

ocupado en mi cotidianeidad,

vacío del interior alivio que significa abrir la llave

para saciar mi sed;

hace años estoy seco en mitad de un campo seco

con las ramas desnudas implorando al cielo un poco de agua.

Camino por las calles sabiendo que soy yo

aunque quiera olvidarme por no atizar el fuego,

aburriéndome entre las muchedumbres

pobladas de hombres y mujeres solitarios,

muertos todos de frío,

buscando como yo, más que el calor, una disolución,

otra conducta a seguir dentro de la masa anónima.

 

Hoy me he sentado en mi sillón interior

dentro del tiempo y el espacio que me he preparado

imaginariamente,

abriendo sobre la mesa iluminada por un foco

mi corazón; lo escucho atentamente

como se escucha un viejo reloj redescubierto.

Estoy haciendo caso omiso de todo lo demás:

la ciudad no existe,

estoy dentro del tiempo como si no hubiera ayer

ni tampoco mañana,

en una isla flotante o en un astro al garete.

 

Dentro de algunas horas,

cuando salga de mí para entregarme al mundo,

sabré ponerme el pantalón y la camisa;

y en mi ajustada vida de todos los días

daré no nada más la cara al tiempo

sino también el cuerpo y todo lo demás.

 

INSPECCIÓN MATINAL

 

Tanta gente pasa por la calle, y tal

es el deseo de mirar, estando atentos

a esa diversidad de formas y de estilos,

que es imposible apresarla en un catálogo

a partir de tanto movimiento.

 

Ahí va Rosa (tal vez así se llama)

con su aire de adorada, de idolatrada Rosa,

pensando en los jardines del amor

allá en la cama, donde dejó su aroma

y espera regresar para esa noche

con Juan, su experto jardinero.

Ahí va Ricardo, serio y cabizbajo,

tal vez más triste de lo que conviene

a su naturaleza frágil; viene de perder

dentro del sueño la clave del ardor

para emprender el tiempo, la aeronáutica pista

del ave migratoria.

AAAAAAAAAAAhí van Martín y Lola,

Medio abrazados, medio desprendidos,

probando separados y juntos

la calidad del aire, extendiendo los brazos

en un ritmo de danza y nado simultáneos.

 

¿Cómo fijar el paso de los seres

en una imagen espectral? El tiempo

sigue su marcha sin fin, mientras nosotros

de los demás hacemos un retrato

de pura memoria.

 

CÍRCULO VICIOSO

Sale de noche,

porque presiente que hay un puente entre él

y la realidad donde los demás conviven;

todo está al acecho en la ciudad

de la que se describen las sevicias y horrores

en los papeles diarios que valen 3 centavos.

¿Quién trae noticias de un mundo tan caótico?

Hundirse en ese magma es entrar en lo increíble,

ahí donde él prosigue con su búsqueda

teniendo que ocultarse tras los postes,

tras las esquinas o abrigado por un árbol propicio

en su persecución de un “M” el maldito

– que a su vez

persigue a su presa por las calles.

 

Es el mundo de la iniquidad,

pero él no quiere ser un justiciero como Ripley

que igual puede volverse estafador o criminal.

En la ciudad, todo mundo se mata:

con la mirada, con la simple sospecha,

por medio de palabras

disparadas a un blanco siempre disponible

aunque esté en movimiento.

Y el orbe gira arriba de ellos (sus estrellas,

sus astros cercanos, sus cometas

van en su curso sideral con toda indiferencia)

mientras abajo siguen persiguiéndose

en una guerra sin cuartel:

el hombre al asesino, el asesino a su víctima,

la víctima a otro hombre...

 

EL SILENCIO DEL ÍDOLO

Tú, antiguo trovador, o pastor de rebaños

que iban detrás de tus mágicas dulzainas

cuando empuñabas decidido el instrumento,

¿dónde quedó tu canto?

¿Se te secó el río de voz en la garganta?

¿Al fin el ruiseñor perdió el insomnio?

La musa te dejó a la vera del camino

triste y desamparado. Sólo hay en tu zurrón

vacíos papeles, y a todo aquél que pasa

le tiendes una mano suplicante

para que te recuerde, más que por un óbolo.

 

Si alguien te quiere oír, en un viejo gramófono

(estoy exagerando), tendrá que adivinar

debajo de los múltiples crujidos: voz, guitarra

y muy probablemente un lindo coro

de aquel antiguo paraíso que se hundió

bajo la capa polvorienta de tus discos.

 

¡Ah, pobre Cadigan! O, ¿cómo te llamabas?

A lo mejor no eres tan desdichado

por haber dejado de aullar. Y te aseguro

que nosotros tampoco. Pero en la variedad

de endechas que lanzabas a la luna

como un lobo estepario, recordamos

alguna que entre todos te coreábamos

y que decía más o menos: “Vida mía,

yo soy el canto redentor de los murciélagos

en estas noches llenas de fortuna.”

¡Qué tiempos aquéllos!