CAROLINA  LIVINGSTON

La ironía de Niklas Luhmann

 

 

 

De Niklas Luhmann podría esperarse este gag. Si es plausible atribuir este gag a la persona de Niklas Luhmann, es porque su persona y lo que es esperable de ella es identificada a partir de su teoría. Este es un gag en clave luhmanniana, gag que condensa una de las propuestas más significativas de su programa teórico: pasar de la teoría de la acción de los sujetos a la teoría de la comunicación de los sistemas. Esto supone rechazar el concepto de sujeto y, lcon ello, los presupuestos de la metafísica moderna del sujeto. El más importante de estos presupuestos consiste en que el hombre es considerado como sujeto (subiectum), esto es, como lo que está en la base de todo lo existente como su fundamento. Presupuestos derivados son la trascendentalidad de la conciencia y la dualidad sujeto/objeto.

Observar con los propios instrumentos de la teoría luhmanniana qué es lo que sucede en la relación entre la conciencia del sujeto lector y la comunicación irónica nos

Humor de tercer grado. Variación sobre un tema conocido.(1)

permitirá experimentar el rechazo luhmanniano del sujeto en sus propios términos. Esto abrirá paso a una serie de reflexiones en torno al problema de la metafísica moderna del sujeto.

Al leer el gag, la conciencia penetra en la comunicación y la comunicación en la conciencia. Para esta penetración ambas utilizan el mismo código. El código binario “ve / no ve” es la forma con que procesan el sentido. Su utilización les permite procesar lo que cambia continuamente. Todas las veces que se haga referencia al sistema psíquico, se tratará del entorno del gag, lo que está fuera de él, y lo observado serán los pensamientos del lector. Todas las veces que refiera al sistema comunicativo, o más precisamente a la comunicación, estaré observando las operaciones de comunicación del gag, en el manejo de la diferencia con su entorno, el sistema psíquico del lector.

Primer acto

Partimos del sistema psíquico del lector. El sistema psíquico está ante una comunicación específica, una tira cómica. Opera conscientemente reduciendo la complejidad de su entorno para construir la suya propia: ve un chiste gráfico, ve cuatro actos o escenas divididas en cuadros. En el primer episodio ve una situación en desarrollo: ve a un hombrecito caminando por la vereda, leyendo el diario, que se acerca hacia una alcantarilla abierta. Esta operación de conciencia gana valor de información en la medida en que se enlaza a otra operación, el hombrecito se va a caer en la alcantarilla porque no la ve. Por lo tanto, el sistema psíquico ve que (el hombrecito) no ve. Este acontecimiento “veo que no ve” actualiza las estructuras del propio sistema; en consecuencia, alcanza valor de estructura de la expectativa de sentido: “puesto que no vé –lo que yo si veo–, se caerá” (el sentido no es lo actual y/o lo posible, sino la diferencia entre lo actual y lo posible).

Segundo acto

El sistema psíquico se orientaba por la probabilidad de que el hombrecito se cayera. Esta probabilidad se debía a una estructura de sentido, la capacidad de enlace de “no ver la alcantarilla” con “caerse en ella” estando ya el personaje más cerca del pozo y en consecuencia más cerca del peligro de caer.

Con respecto a las estructuras, hay que esperar resultados conformes y discrepantes; con respecto a los procesos, acontecimientos probables e improbables. La ganancia para el orden consiste en que el sistema puede orientarse por medio de estas diferencias y, de acuerdo con ellas, acoplar sus operaciones.

Mediante esta remisión de sentido, otras posibilidades son excluídas con una seguridad que se cree suficiente. Pero la doble contingencia sigue estando en la base de la interpenetración social. Además, ante este tipo específico de comunicación, la comunicación humorística, los sistemas psíquicos están a la expectativa de una sorpresa, esperan ser sorprendidos. Debido a las adquisiciones previas del acervo de la cultura moderna, la caída del personaje no significaría una sorpresa (se trataría en ese caso de humor de primer grado), por lo tanto se espera una variación a esta resolución del conflicto. Si bien los sistemas psíquicos modernos tienen en cuenta en sus operaciones de conciencia la posibilidad de que el personaje caiga en el pozo, la expectativa es de variación. En materia humorística, ante el tema clásico de la caída, los sistemas psíquicos están alerta a que se produzca un aporte nuevo. Los chistes sobre cualquier tema evolucionan a lo largo de la historia, en ella no causa risa siempre lo mismo, lo que provoca risa está en correspondencia con lo que en cada sistema societal(2) debe permanecer latente para los sistemas psíquicos o para los sistemas sociales, y que es puesto de manifiesto transitoriamente en oportunidad de las comunicaciones irónicas. Entonces, se espera ver de qué forma el personaje se salvará del peligro de caer, se espera ver cómo y porqué el hombrecito no se caerá. El sistema psíquico opera pensando: “seguro que no se cae, pero cómo, cómo hará para no caerse” o “qué pasará para que no suceda lo obvio” o “qué pasará para que el personaje no termine cayéndose en el pozo”. Ya que la caída del personaje equivaldría, funcionalmente, a la caída en el lugar más común de la historieta, por eso el sujeto (la conciencia que se piensa a sí misma como sujeto), espera que suceda otra cosa.

Tercer acto

El personaje salta el pozo aún sin verlo. La preeliminar solución del conflicto todavía se sostiene en el orden de lo que para la conciencia del lector resulta probable. Es bastante probable que el personaje no termine siendo víctima de su situación, que el personaje se zafe. Los chistes siempre están vinculados a una sorpresa, pero hay sorpresas más o menos probables, hay sorpresas y sorpresas. La comunicación “¡sin ver, salto!” sorprende a la conciencia. La comunicación esta compuesta por dos elementos en conexión. Uno de ellos, “salto”, concede al sujeto que él esperaba que no cayera; la expectativa del sujeto es satisfecha. Pero en la conexión entre ambos elementos comunicativos “¡sin ver, salto!”, “salto sin ver”, se levanta para la conciencia primero como un sin sentido: “¡qué absurdo!”, y luego como una contradicción: “¿cómo pudo haber saltado el pozo el personaje sin verlo, sin percatarse, sin saber de él?”. La solución queda suspensa hasta el siguiente acto.(3)

Cuarto acto

¿Y ahora? ¿Qué pasa, ahora? Como diría Luhmann,(4) sucede lo que sucede. El sistema gag informa (introduce una forma en él, una comunicación) a su entorno mediante un gesto irónico: “Ojo”. Pero esta comunicación que es diferenciada e indicada por el sistema psíquico, ha sido inducida por el sistema comunicativo. Éste induce mediante el gesto corporal del personaje sus propias posibilidades de reducción. El sistema psíquico toma esta especificación social y la integra a sus propias operaciones de enlace. “¡¿Ojo?!” , “¡Entonces sabía (aquí el personaje representa a un sujeto ficcional) que pensé que podía caerse!”

Este gesto condensa, en una sola operación de comunicación, toda la complejidad del sistema comunicativo en su interpenetración con el sistema psíquico, y toda la complejidad incita en las ulteriores operaciones de enlace del observador, que ya había llegado al punto culminante del chiste antes de empezar a observar a las comunicaciones y a los pensamientos en acople estructural. Pero también abre nuevamente posibilidades de enlace para el sistema del observador. Por un lado, este gesto evidencia, para mis intereses, en tanto observador de segundo grado, y para los intereses del lector, que el sistema comunicativo había incorporado como heterorreferencia, como referencia al sistema psíquico, la reducción de complejidad hecha por su entorno psíquico “ojo con el pozo”, “no lo ve, se puede caer”, y la había enlazado con elementos propios del sistema, “no ves que yo si veo porque te veo”; “veo lo que no veo porque te veo– brinco por encima de la alcantarilla”. Risa lindante, el sistema psíquico es sorprendido tanto más que si solamente hubiera visto (pensado) que el personaje saltó. “Ojo” es un elemento (comunicacional y conciente según la referencia sistémica) cuyo sentido es comprendido rápidamente por el sistema psíquico, pero sin que este sentido se traduzca en pensamientos. “Los chistes no ilustran, son comprendidos en la medida en que penetran en la conciencia compleja, que capta su sentido sin pensar”. Esta conciencia compleja y sus “bases secretas de comprensión” ( que funcionan en el horizonte de la risa, está formada por pensamientos latentes: “Ah, no sólo saltó el obstáculo sino que me vió ver” “Y ahora se burla de mí –Yo que creía que el cegado era él, se ríe de mi ceguera (del punto ciego de la conciencia) –la realidad se ha invertido– El cegado he pasado a ser yo– Ese tipito, que está dentro de un chiste, ¡se ríe de mí!. Observó mis pensamientos. Entonces que tenga cuidado. Qué ironía”. Al nivel de la conciencia superficial ocurre como acontecimiento una risa y un corte drástico. El sistema psíquico (acoplado al sistema orgánico –en el cuerpo se producen sensaciones) no piensa “me vió ver”, “anticipó mis pensamientos” –estos pensamientos están latentes.

Un chiste puede generar un efecto de solidaridad, debido al empleo de bases secretas de comprensión, es decir, de conciencia, sin formar estructuras a partir de ellas. Precisamente por ello es indispensable la forma del acontecimiento individual; un chiste tiene que ser nuevo e irrepetible, tiene que sorprender, pero no debe ilustrar. No compromete, corta drásticamente cualquier comunicación, cualquier pregunta, cualquier intento de mayor explicación, al escoger la forma de una paradoja”

El gag como comunicación doblemente contradictoria

La comunicación irónica “Ojo”, irónica por ser una advertencia deliberadamente tardía, es al mismo tiempo una comunicación contradictoria.

En la comunicación irónica se dan dos tipos de contradicción. Se contradice a otro incorporando la diferencia entre alter y ego a la comunicación, se incluye en la unidad de la comunicación la contra afirmación que ya se realizó o se espera y se la contradice.

La contradicción se da aquí porque se contradice lo que se ha incorporado. “Ojo” es contradicho por “Ojo, vos” ; “Ojo con lo que vos no ves” (comunicación en acople estructural con la conciencia compleja y sus pensamientos latentes). La ficción, usualmente autónoma, irrumpe en la realidad. El personaje hace partícipe de la historieta al lector, burlándose de él. Lo incluye radicalmente como parte esencial del chiste. Esencial porque es un chiste a costa suyo, es un chiste a costa del sujeto, a costa de la tesis de la subjetividad de la conciencia, de su punto ciego. Con un típico gesto de advertencia el personaje toma el lugar del lector, el objeto toma el lugar del sujeto y la comunicación toma el lugar de la conciencia. Circularidad: por este episodio se vuelve al principio (1° y 2° acto) donde el lector advertía al hombrecito en sus pensamientos sobre el peligro de caer en que éste se hallaba. Pero la circularidad se efectúa con la inversión de las posiciones del sujeto y el objeto. Finalmente queda demostrado que el que corre peligro es él mismo, el que corre peligro es el sujeto o la teoría de la acción ( ahí donde se le supone un sujeto) y un peligro más abstracto y general.

Existen, al mismo tiempo, para Luhmann, contradicciones de comunicación que no se refieren sólo a la comunicación del otro, ya incluida como contradicción, sino a la contradicción de las intenciones del que informa. No se contradice a otro, se contradice a sí mismo. No se trata entonces de una diferencia entre alter y ego incorporada a la comunicación sino de una contradicción entre las propias intenciones de alter. Un ejemplo es la comunicación irónica, en la cual el contenido de la comunicación es desmentido por su forma; se dice, pero no seriamente.

En la comunicación “Ojo con lo que vos no ves”, la intención de comunicar la observación por parte de una comunicación, de los pensamientos de un “sujeto”, un sistema psíquico, es contradicha. La intención de comunicar la capacidad de observar como no privativa de la conciencia es contradicha pues se trata de una broma.

LA METAFÍSICA MODERNA DEL SUJETO ES EL PRESUPUESTO ESTRUCTURAL LATENTE DE TODA CONCIENCIA: SU SUPERACIÓN ES UNA LOCURA (PARA LA CONCIENCIA Y PARA LA SOCIEDAD).

Si Luhmann aceptara que la metafísica del sujeto es un presupuesto latente fundamental de la estructura de los sistemas psíquicos –necesario para su correcto funcionamiento y para el acople de los sistemas psíquicos con los sistemas sociales– se encontraría con un problema a la hora de plantear la superación de la metafísica moderna del sujeto: el problema del fenómeno de la locura y su relación con la sociedad. Sí acepta que la conciencia opera con el código sujeto/objeto. Y necesita hacerlo. Difícil no estar de acuerdo con Luhmann cuando afirma que “hablamos con los sujetos sobre los objetos, no con los objetos sobre los sujetos”.(5) Fácil dar un paso más y comprender que la división operativa sujeto/objeto es un requisito básico de la salud del sujeto. Un sujeto que no habla con otros sujetos sobre los objetos (aún cuando el objeto sea otro sujeto) sino con los objetos sobre los sujetos. Está loco, y como tal está excluído de la sociedad por loco, incluido como loco. La metafísica moderna del sujeto es necesaria tanto para la conciencia como para la sociedad. La sociedad es la totalidad de las comunicaciones posibles (por ser esperables) y estas precisan a la conciencia. La sociedad necesita de una buena cantidad de sistemas psíquicos sanos. A la conclusión de la necesidad de la metafísica moderna del sujeto (y su diferencia sujeto/objeto) para el sujeto no llega Luhmann. Y tampoco llegaría Luhmann a concluir la necesidad de la metafísica moderna del sujeto para la sociedad. En tanto y en cuanto en la sociedad las comunicaciones necesitan acoplarse con las conciencias, la metafísica del sujeto es necesaria. Sostengo la tesis de que existe una correlación entre la semántica del sujeto y la propia estructura subjetual incita en el funcionamiento de los sistemas de conciencia; y una correlación o relación recíproca entre metafísica moderna del sujeto, la conciencia, y la comunicación social. Luhmann no vislumbra esto y en consecuencia no se ocupa de este tema. Pero sí en general de la latencia, precisamente de las latencias de conciencia y las latencias de comunicación. De estas afirma que no son las mismas. Y de la comunicación irónica que es un caso de subversión de latencias sociales. Pero este gag, esta comunicación irónica, ¿subvierte latencias de comunicación o latencias de conciencia? Parece plausible que contrariamente a lo que indica Luhmann las latencias de conciencia y las latencias de comunicación pueden ser las mismas. En ocasión de este gag, parecen coincidir.

Latencias de conciencia o latencias de comunicación

El gag seleccionado, ¿subvierte latencias de conciencia o latencias de comunicación? En esta conciencia en tanto casualidad condicionada históricamente, la formación de estructura de la conciencia que es puesta en peligro, ¿es una estructura psíquica o una estructura social (comunicativa)? ¿O es las dos cosas?

La conciencia puede subvertir latencias sociales al dedicarse a la comunicación; por otra parte, la comunicación puede sabotear las latencias psíquicas, sobre todo como comunicación acerca de aquél que quiere proteger y ocultar sus latencias. Los sistemas psíquicos o sociales se ponen mutuamente en peligro por el simple hecho de que sus necesidades de latencia no coinciden y de que sus procesos operativos no son idénticos. Aquí se puede añadir un análisis del chiste y la ironía. En estas formas, la conciencia puede representarse a sí misma como imperfecta. Comete por así decirlo, un error de categoría, una confusión de niveles, una atribución imposible para romper las latencias sociales a la vez que las sigue respetando.

¿Cuál es el error de categoría, la confusión de niveles, la atribución imposible? En el momento culminante del gag, parece que el personaje de la tira cómica tuviera conciencia, parece que hubiera pensado. Esto se explica porque está latente en lo social que la facultad de observar, reflexionar, anticipar, y de toda otra acción posible, es exclusiva del sujeto humano, en base a su capacidad de conciencia y su capacidad de acción. La comunicación irónica amenaza con hacer patente la insuficiencia de esta presuposición. Insuficiencia necesaria (estructural) para los sistemas psíquicos, y luego, dado que los sistemas sociales no podrían subsistir sin sistemas psíquicos funcionando correctamente en su entorno, para la sociedad. El sujeto humano ejerce la suposición de que “solo la conciencia puede reflexionar”, “solo la conciencia puede observar observaciones”, Si no ejerciera esta suposición, no habría ironía. La comunicación irónica sabotea esta presuposición afín a la tesis de la subjetividad de la conciencia; amenaza con subvertirla. Como se trata de una broma, este presupuesto estructural latente es subvertido a la vez que mantenido.

La estructura del chiste impide el regreso reflexivo a la propia comunicación.

¿Qué clase de chiste es éste?

En general, uno se ríe, y pasa a otra cosa... En la mayoría de los casos, el chiste es una comunicación con sentido, pero forma una realidad distinta y unívoca. Los chistes, generalmente, aún si son irónicos, comunican algo, se limitan a comunicar algo. Y el sujeto, sea el que lo escucha o el que lo lee, o en cambio, el que lo enuncia, permanece indemne, ileso, intacto, gracias a la clausura del chiste.

Pero este chiste, esta ironía, tiene la peculiaridad de ser cerrado y abierto a la vez, de cerrarse en su apertura en el momento en que interpela al sujeto. Para el sujeto (es decir para la subjetividad de la conciencia) parece como si el personaje del chiste se saliera de éste, pero en realidad no ocurre que el personaje se salga del chiste, da la sensación de que se sale en el instante en que entra en la subjetividad de nuestra conciencia y la cuestiona.

La trascendentalidad de la conciencia y el gag

“Ojo” significa extensivamente “Ojo, que es posible que la conciencia no sea el sostén de todo lo demás. Es plausible que la conciencia sea sujeto para sí misma. Pero también lo es que no sea sujeto para todo lo demás”. Pero como la comunicación es contradictoria en tanto ella misma es en serio y es en broma, la estructura es subvertida a la vez que mantenida. Entonces no cae, pero tambalea. ¿Qué es lo que tambalea? Tambalea la estructura de la subjetividad de la conciencia, anexa a la lógica bivalente de sujeto y objeto (uno sujeto y el chiste objeto y sus respectivos atributos), tambalea también la trascendentalidad de la conciencia, desde el momento en que esta es trascendida por una comunicación que –aunque valiéndose de un recurso humorístico– pone seriamente en duda la prerrogativa subjetual de la conciencia, la deja perpleja, aún cuando se trate de una broma, de la broma no produce perplejidad la sorpresa de que el hombrecito haya saltado la alcantarilla, pero sí la sorpresa inmensamente mayor efecto de que con un gesto evidencie que observó y hasta anticipó la observación del lector.

La metafísica moderna del sujeto y el gag

A la metafísica moderna del sujeto le es afín considerar una naturaleza existente fuera de la conciencia que la concibe, la mide, la compara, la piensa. Y que requiere de la conciencia para verse a sí misma. Pero este considerar una naturaleza fuera de la conciencia no es para perder su privilegio sino, en cambio, artilugio para evitar –no solo el solipsismo– sino la autorreferencia del ser que sólo podrá darse por intermediación de la subjetividad de la conciencia. El gag excusa la investigación, es prueba de lo contrario. El ser del gag no utiliza a la conciencia para verse a sí mismo, sino que la comunicación produjo su autorreferencia para que la conciencia se vea a si misma en su decepción de ser el sujeto de la comunicación. El objeto (la comunicación) actuó sobre la conciencia provocando un efecto cómico mediante la referencia a sí mismo, anticipando los pensamientos de la conciencia. Los pensamientos forman parte del proceso autorreferencial de la comunicación y son puestos como heterorreferencia en el enlace de las operaciones de comunicación.

A la metafísica moderna del sujeto le resulta inconcebible o simplemente absurdo que algo que no es un sujeto, una comunicación por ejemplo, pueda referir a sí misma y observar sus propias observaciones. Por eso, el lector pensará inmediatamente que la comunicación irónica ha sido creada por un sujeto. Pero esto no cambia que el gag es una comunicación (no un sujeto) y que en el momento en que estaba leyendo el gag ha sido la comunicación misma (y no el hombre que la creó) el sujeto de la comunicación, sirviéndose para ello de la anticipación de los pensamientos concientes. Observación de observaciones y autorreferencia son para el sujeto propiedades/atributos de la conciencia. Y sólo los sujetos son poseedores de conciencia, por lo tanto sólo los sujetos son capaces de observar observaciones –ver lo que otros ven, interpretar, criticar, y toda otra acción posible– y de referir a otros y a sí mismos (reflexionar). La comunicación irónica sugiere que la capacidad de reflexión y acción no es exclusiva del ser humano.

Uno de los lineamientos de la teoría de Luhmann consiste en afirmar que no son estas capacidades de acción de ninguna manera atributos de los sujetos. La conciencia cree que es sujeto. Los sujetos humanos son reducidos por la teoría de Luhmann a un acople estructural entre un sistema orgánico y un sistema psíquico en el entorno de los sistemas sociales.

La comunicación irónica luhmanniana, sugiere que estas capacidades de la conciencia son compartidas con la comunicación. Pero como ya mencionamos Luhmann llega a sostener incluso que la conciencia no pertenece a los sujetos, es decir, que los hombres no son sujetos: “Cierto es que descartamos la afirmación de que la conciencia es un sujeto. Lo es solo para sí misma... ¿Refieren las comunicaciones a los sujetos? ¿Son los sujetos quienes comunican? ¿La comunicación de quién? De los sistemas. La acción de comunicar de los sujetos humanos (Mitteilung) es sólo una parte de la comunicación. Los sujetos no comunican. La comunicación se produce cuando es comprendida. Pero la comprensión requiere de un nivel emergente en el que se diferencia entre el acto de comunicar y la información. Entre quien comunica (intencionalidad y motivos) y el sentido de la comunicación independiente de estos motivos. Los sujetos de la comunicación no son los hombres sino los sistemas.

La risa silenciosa, filosófica

La risa a que induce el gag es una risa silenciosa, una risa filosófica. La misma risa silenciosa, filosófica, a la que aluden Nietzsche y Foucault con referencia a la muerte del hombre.

A todos aquellos que quieren hablar aún del hombre, de su reino o de su liberación, a todos aquellos que quieren partir de él para tener acceso a la verdad, a todos aquellos que en cambio conducen todo nuevo conocimiento a las verdades del hombre mismo, a todos aquellos que no quieren formalizar sin antropologizar, que no quieren mitologizar sin desmitificar, que no quieren pensar sin pensar también que es el hombre el que piensa, a todas estas formas de reflexión torpes y desviadas no se puede oponer otra cosa que no sea una risa filosófica –es decir, en cierta forma, silenciosa.(6)
¿Se puede decidir acerca de quién ríe?

La decisión

La teoría luhmanniana postula el caracter autológico de la teoría, esto es, que todo lo que la teoría afirma de sus objetos tiene que estar dispuesta a afirmarlo de sí misma. Por eso, el rechazo del sujeto (y de la teoría de la acción de los sujetos), fundamental premisa de su programa(7) teórico es una comunicación que está expuesta tanto a la aceptación como al rechazo.

La última palabra no existe (aunque uno pueda acallar a otros).(8) ¿Quién ha de decidir aquí? La naturaleza ha enmudecido. Los observadores disputan.(9)

El abandono del concepto de sujeto traería ganancias cognoscitivas. La metafísica moderna del sujeto, base de la teoría de la acción de los sujetos, habría de ser rechazada por la teoría sociológica con el fin científico de hacer posible comprender cómo opera el sentido en la sociedad compleja. Pero volviendo la atención sobre el hecho de que la semántica del sujeto no es exclusiva de la sociología tal como Luhmann la encuentra, es una semántica históricamente condicionada e históricamente condicionante que forma parte del patrimonio semántico de la sociedad moderna, ¿es posible que las consecuencias sean únicamente cognoscitivas? Que el hombre sea el sujeto es un fenómeno histórico que surge con la modernidad. En el plano filosófico, es sabido, la metafísica moderna del sujeto surge con Descartes, continúa con Kant y Hegel y llega hasta Husserl y Sartre. Entra en crisis con el psicoanálisis y con la filosofía de Nietzsche, Derrida y Heidegger. Pero no hay que olvidar que el sujeto no es sin embargo algo únicamente filosófico-teórico, es también algo político-práctico. La metafísica moderna del sujeto ha servido de base a la filosofía, la ciencia, la cultura y la política modernas. La metafísica del sujeto ha acompañado transformaciones históricas tales como el iluminismo, el positivismo, los nacionalismos, la autodeterminación de pueblos y razas, el individualismo, el socialismo. El sujeto, poniéndose como fundamento de lo existente, no se quedó en fundamentar cognoscitivamente la realidad con la que se encontraba, sino que este ser base y fundamento sirvió para crear fundamentos tales como la razón humana, los hechos, el poder de naciones, el derecho de pueblos y razas, la realización del individuo, la sociedad comunista.

El sujeto que Niklas Luhmann rechaza, ¿puede ser reducido a un concepto de mayor o menor utilidad teórica para la sociología? Probablemente sí, desde el punto de vista de la teoría sociológica. Ahora bien, aún dentro del marco de referencia de la teoría, teniendo en cuenta que la teoría refiere o construye lo real e intenta así comprenderlo. La reducción del sujeto a un concepto humanista teóricamente impotente, ¿no sugiere acaso que el sujeto moderno –el hombre moderno en tanto ha sido (¿y es?) sujeto de profundas transformaciones históricas en la sociedad, en la ciencia, el arte, la política– es también hoy, ya, prácticamente impotente? ¿Qué potencia es la que ríe? Si no es el sujeto (que ríe de sí mismo), ¿quién ríe?

NOTAS

1 Dibujo de Luis de Olmo, Escarpit, 1960, p. 107.

2 Cuando la sociedad equivale a la totalidad de las comunicaciones posibles, posibles, por ser esperables.

3 En este tercer acto el personaje salta la alcantarilla sin haber dejado de leer el diario, salta el obstáculo en su camino sin haberlo visto y sin verlo. Lo cual sorprende, pero en conexión con la expectativa de ser sorprendido en la siguiente escena, correspondiente al punto culmine del chiste. Por eso, no es en este acto donde está puesto el acento.

4 Cito de memoria.

5 Luhmann, La Ciencia de la Sociedad, México, Anthropos, UIA, ITESO, 1996, p. 23.

6 Foucault, Las palabras y las cosas, Madrid, Siglo XXI, 1995, p. 333.

7 Los programas son utilizados por los sistemas para decidir a que valor del código (positivo o negativo) se adscribe una comunicación. En el caso del sistema científico el código binario de distinción es verdadero/falso. La teoría de Niklas Luhmann, en tanto programa del subsistema sociología del sistema social ciencia, decide sobre la falsedad de la teoría de la acción (de los sujetos).

8 Luhmann, Sistemas sociales. Lineamientos para una teoría general, México, Anthropos, UIA, CEJA, 1998, p. 63.

9 Luhmann, Observaciones de la Modernidad, Barcelona, Paidos, 1997, p. 158.

BIBLIOGRAFÍA

Robert Escarpit, El humor, Buenos Aires, Eudeba, 1972.
Emilio De Ipola, Metáforas de la política, Rosario, Homo Sapiens, 2001.
Michel Foucault, Las palabras y las cosas, Madrid, Siglo XXI editores, 1995.
Niklas Luhmann, Complejidad y Modernidad, (Josexto Beriain y José María García Blanco comps), Madrid, Editorial Trotta, 1998.
___, Ilustración sociológica y otros ensayos, Sur, Buenos Aires 1973.
___, La Ciencia de la Sociedad, Anthropos, Universidad Iberoamericana, Iteso, México, 1996.
___,Sistemas Sociales. Lineamientos para una teoría general, Anthropos, Universidad Iberoamericana, CEJA, México, 1998.
___, Observaciones de la Modernidad, Paidos Ibérica y Paidos Buenos Aires, Barcelona, 1997.
___, Hacia una teoría científica de la sociedad, en Revista Anthropos, núm. 173-174, 1997.

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